martes, 7 de febrero de 2012

FACTORING INTERNACIONAL PARA CRECIMIENTO DE PYMES

ANATOMIA DEL FACTORING INTERNACIONAL PARA CRECIMIENTO DE PYMES


Jesus Jimenez Laban - Consultor Internacional

La primera cosa que hay que decir es que el factoring internacional es una palanca para aumentar las exportaciones. Y esto debido a que con esta ventaja el exportador tiene el capital circulante o capital de trabajo sin demoras  o sin esperas, por lo general en 24 horas, mientras el comprador paga todas las facturas en los plazos previstos en el contrato internacional de compra venta.



Entonces, debido a que el exportador obtiene liquidez para pagar al proveedor, empleados y otros, queda claro que el factoring internacional es una herramienta que tiene efecto multiplicador en las operaciones de exportación.



Una segunda ventaja, si se quiere, es que el factoring tiene poder de simplificación administrativa (ahorra costos en las cobranzas, comunicaciones y papeleo inútil), poder de simplificacion contable (no está viendo a un grupo sino un solo elemento, el factor). Lo mismo ocurre con la simplificación tributaria. En lugar de declarar varias facturas, se declara una sola, la del factor.



Por supuesto, es una herramienta efectiva en la medida que las PYMES calcen dentro de ella. Es decir, se requiere que el exportador ya esté exportando sus mercancías y no que sea un aspirante.  Esto supone ventas ya realizadas y deudas por cobrar con que respaldar el dinero que recibe por adelantado. Que sea pequeña y mediana empresa, un movimiento entre $300.000 y $ 6 millones, que no tenga acceso a la banca grande porque le piden garantías o pasado financiero, como es habitual. En este caso, son las propias facturas la garantía.



En otro aspecto, el factoring que consiste en que el vendedor de un producto, servicio u obra ceda las facturas por cobrar a un comprador (el cliente) y que éstas no estén vencidas. Se trata de una operacion financiera, totalmente transparente y segura porque los documentos hablan por sí solos. Ahí están las facturas por cobrar, el cliente (el comprador) no pone obtáculos para firmar un vale, presentar un aval o una garantía para que el factor (la empresa a la que se le ha cedido las facturas por cobrar) reduzca su riesgo de incobrabilidad. Y, además, para mayor claridad y transparencia, hay empresas aseguradoras que cubre el importe de esas facturas, por si acaso.

El factoring es una figura no tan nueva en el lenguaje financiero. Data del siglo XVII cuando los ingleses enviaban sus manufacturas a Estados Unidos y no tenían informacion de sus clientes ni quien cobre por ellos. Con el tiempo, los americanos se encargaron del financiamiento y de las cobranzas. Desde entonces el factoring se ha posicionado en el mundo (Europa usa con mucha frecuencia esta herramienta y su crecimiento es de 8 por ciento anual. Sólo en Estados Unidos existen 2 mil empresas de factoring (con categoría de bancos y cajas de ahorro), teniendo un volumen de clientes de 500 mil y un volumen de facturas estimado en 500 millones.



Son mucho más las ventajas de este instrumento que sirve para planear con exactitud el flujo de caja, sacarle ventaja a la inflación por ser pago por adelantado, tener a disposicion el circulante necesario y usar como capital de trabajo los anticipos que recibe el vendedor (en un 80 por ciento por lo general) en pago a proveedores y pago de planillas y de impuestos y se convierte en una poderosa herramienta de negociación para con proveedores.

Claro, si hay desventajas, éstas son minimas como el hecho que es un instrumento de corto plazo (pero sirve de manera efectiva para las exportaciones -factoring de exportacion-) o el hecho de dejar al factor la cobranza de las facturas que él cree, fijándose mucho en la calidad (calidad, plazo, importe). Y esto es entendible porque si el factoring es adelanto de dinero contra facturas, es obvio que se tomen las precauciones -tener siempre clientes solventes y con capacidad de pago- porque es el factor el que asume el riesgo crediticio, el riesgo cambiario y no el cliente.  Todo lo demás es ahorro, menos riesgo y más crecimiento para el cliente exportador.

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